Resucitar con el corazón
es descubrir que en la tumba no acaba nuestra suerte.
Es dejar que la confianza, un plus de vida nos inyecte.
Es hallar al que esperamos y moríamos por verle.
Resucitar con el corazón
es sentir las manos llenas de un gozo que no miente.
Es dejar fluir la vida como un agua de vertiente.
Es repartir los cinco panes entre un millar de gente.
Resucitar con el corazón
es saberse regalado cuando nadie así lo entiende.
Es verse perdonado cuando no se lo merece.
Es enterarse que una herencia nos han dado, sin saber ni cómo viene.
Resucitar con el corazón
es despertar como niño, lo viejo que se duerme.
Es pintar un arco iris, en cada gota, mientras llueve.
Es saber que en el amor queda vencida toda muerte.
Resucitar con el corazón
es encontrar en el bosque, ese claro, donde el cielo puede verse.
Es dar con la vida, que en un pequeño seno, empieza ya a moverse.
Es empaparse de un amor, que por los poros se nos mete.
Resucitar con el corazón
es ocuparse de vivir, pues ni el nacer ni el morir nos pertenece.
Es saber que ante la eternidad por venir, nuestro elegir se compromete.
Es tener la libertad del que ama, que amar, tan solo él quiere.
Resucitar con el corazón
es cruzar con Cristo la puerta estrecha de su Cruz en Viernes,
sabiendo que pasado el sábado, la Vida Nueva del Domingo viene.
Javier Albisu sj