
Domingo 5º de Cuaresma.
Evangelio: Juan 11,1-45
Hoy el evangelista San Juan nos muestra el bellísimo relato
de la resurrección de Lázaro, en Betania.
Jesús sabe, como hombre que es, que esta vida humana corporal es una vida efímera y mortal, que acaba siempre en la muerte del cuerpo. Lo ha experimentado dolorosamente ante la tumba de su amigo Lázaro, pero quiere que sus amigos Lázaro, Marta y María, sepan que la vida humana no termina con la muerte del cuerpo, que existe la vida del espíritu, una vida que no termina, sino que se transforma.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.