De los estudios de
Mons. Giulio Ricci,
sindólogo
Esta sabana funeraria (4,36 m. x 1,1 °), de lino, tejida con espinas de pescado, es el más elocuente "corpus delicti" del que los estudiosos se han servidos para reconstruir el hecho delictivo, que incluye la muerte en la cruz. Es la de un hombre sometido antes de la condena a muerte, a una singular flagelación, a una típica coronación de espinas (nunca registrada por los historiadores de otros crucificados), marcado en el hemitórax derecho por una herida de lanza y envuelto desnudo en una sábana sin haber sido antes lavado, y untado con aceites resinosos. La impresión esfumada nos hace intuir que aquel cadáver no conoció la corrupción que inevitablemente habría comprometido también la integridad de la sábana.