
Domingo de la Ascensión del Señor
Lucas 24,46-53Testigos de Jesús! Llevar su amor en el corazón, tener su nombre en los labios, juntarnos con otros muchos para celebrar su presencia. ¡Testigos de Jesús! Testigos de sus palabras, de sus gestos, de su modo de orar, de su compasión y ternura hacia los que sufren.
La oración es una experiencia de bendición. Jesús nunca nos deja solos. Sigue bendiciéndonos hasta el fin del mundo. Nos bendice en el Espíritu, el que nos ayuda a vivir con sencillez y verdad, con alegría y compasión, sin pretender ser grandes que humillan y fuertes que oprimen.