
PODRÍAMOS PREGUNTARNOS A QUÉ PERSONAJE
O PERSONAJES DE LA PASIÓN NOS PARECEMOS MÁS:
¿A Judas el traidor interesado? ¿A Pedro, el fanfarrón y después arrepentido?
¿Al que se beneficia de la bondad de Jesús, sin respuesta personal alguna, como el desorejado y curado?
¿A los dirigentes religiosos del entorno del templo, a los que les estorba este tipo de Mesías, justo e inocente, y servidor de todos?

¿A Pilato, el político populista, que traiciona la verdad? ¿A Herodes, el curioso y superficial?
¿A las mujeres piadosas y sentimentalistas, pero inconscientes de los dramas de sus hijos?
¿Al pecador, arrepentido, digno y solidario, como el buen ladrón?
¿Al condenado insolente que se burla como todos los demás?
¿Al que ayuda a llevar la cruz de los otros, como el Cirineo?
¿A la multitud impersonal, convertida en masa, la mayoría manipulada por los poderosos de turno?
¿A la persona que, como el centurión, abre los ojos para contemplar en profundidad lo que realmente está pasando en la cruz?
¿A las mujeres discípulas que siguen allí presentes, hasta el final, acompañando a Jesús incluso cuando ya está muerto?
¿O a Jesús, que vive el sufrimiento como entrega en el amor a la voluntad de Dios haciendo siempre el bien al prójimo samaritano?
Y finalmente ¿en qué debo cambiar yo para ser un verdadero discípulo de Jesús?-
Albina Moreno
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