
VIVIR EN EL MISTERIO DE LA TRINIDAD
Parecerse a Dios. Sólo el que vive la caridad puede entender la Trinidad y parecerse a ella (San Agustín). La donación total de las Tres Personas, su plena generosidad, es una hermosa lección para nosotros, tan dados a desear y defender nuestra propiedad, incluido el amor.

ORACION A LA TRINIDAD, de la Beata Isabel.
Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada predilecta, el lugar de tu descanso. Que nunca te deje solo sino que, vivificada por la fe, permanezca con todo mi ser en tu compañía, en completa adoración y entregada, sin reservas, a tu acción creadora.
¡Oh, mi Cristo adorado, crucificado por amor! Quisiera ser una esposa para tu corazón. Quisiera glorificarte y amarte... hasta morir de amor.

¡Oh, Verbo eterno, Palabra de mi Dios! Quiero pasar mi vida escuchándote. Quiero permanecer atenta a tus inspiraciones para que seas mi único Maestro. Quiero vivir siempre en tu presencia y morar bajo tu luz infinita, a través de todas las noches, vacíos y fragilidades.
¡Oh, mi Astro querido! Ilumíname con tu esplendor fulgurante de tal modo que ya no pueda apartarme de tu divina irradiación.
¡Oh, Fuego abrasador, Espíritu de amor!, desciende a mí para que se realice en mi alma como una encarnación del Verbo. Que yo sea para Él una humanidad suplementaria donde renueve su misterio. Y, Tú, ¡oh Padre!, protege a tu pobre y débil criatura. Cúbrela con tu sombra. Contempla solamente en ella a tu Hijo muy amado, en quien has puesto tu complacencia.

