La Cuaresma,
En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
Cuaresma,
En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
albina moreno