
MISERICORDIA, SEÑOR (Por Javier Leoz)
Ante las heridas que se abren en el cuerpo de la humanidad
seamos bálsamo que se haga presente
donde las carnes sangran y los corazones odian y ya no aman

¡MISERICORDIA, SEÑOR!
Frente a las mentes frías y calculadoras que todo lo pervierten
que denunciemos, por activa y por pasiva,
que sólo el amor transforma y ofrece bienestar al que lo busca
¡MISERICORDIA, SEÑOR!
Que, ante los afanes que nos interpelan e interrogan,
seamos capaces de no perdernos en el ruido
y caminar hacia la fuente de la misericordia infinita que eres Tú
¡MISERICORDIA, SEÑOR!
Para rompernos y repartirnos y regalar lo que otros no tienen:
alegría ante el lodo de la tristeza
fuerza ante la fiebre de la debilidad
ilusión ante el desencanto de una vida fácil
perseverancia ante una fe inconstante, raquítica y perezosa
¡MISERICORDIA, SEÑOR!
Que el enfermo vea en nosotros medicina
y el hambriento un trozo de pan en nuestras manos
Que para el sediento seamos agua fresca
y el que busque cobijo encuentre en nuestra casa, su casa
Que el desnudo se revista de nuestro vestido
y el encarcelado en mil cárceles del mundo
encuentre en nosotros la llave de su libertad
y el paraíso definitivo, por nuestra oración, el que ya murió.

¡MISERICORDIA, SEÑOR!
En la ignorancia, seamos palabra oportuna
En la indefinición, consejo que ilumine
En la equivocación, corrección cierta y clara
En la ofensa, perdón aunque cueste y hiera
En la tristeza, una sonrisa del que irradia felicidad
En los defectos del prójimo paciencia que todo lo alcanza
y con los que viven o han muerto, la oración que todo lo puede
Como Tú, Señor, siempre misericordia
