
ORACION Y CONSAGRACION A MARÍA
Te consagramos nuestro espíritu, nuestra alma, nuestro cuerpo, nuestra persona toda entera; queremos honrarte con salmos, himnos y cánticos inspirados según nuestras posibilidades, ya que honrarte como merece tu dignidad sobrepasa nuestras fuerzas.
Así expresaremos mejor nuestra adhesión a nuestro Señor. ¿Qué digo? En realidad basta a aquellos que guardan piadosamente tu memoria, tener el don inestimable de tu recuerdo; éste se convierte en el colmo de la alegría imperecedera. ¿De qué gozo no estará colmado, de qué bienes, aquél que hace de su espíritu la morada secreta de tu muy santo recuerdo?



San Juan Damasceno, siglo VIII
ALBINA MORENO
