BUEN DÍA CON LA VIRGEN DE FÁTIMA
COMO MARÍA ABRIREMOS, SEÑOR
¡Ven, oh Dios! Y, en las entrañas santas y puras de María comienza la Obra que Tú pensaste desde siglos. ¡Ven, oh Dios! Y, en la sencillez de María, muéstranos tu grandeza y tu ternura tu rostro de hombre y de hermano.
COMO MARÍA ABRIREMOS, SEÑOR
Los balcones de nuestros ojos para que, asomándonos hacia el cielo, descubramos la luz que desciende y rompe la oscuridad de una humanidad perdida. Para que, mirando hacia el cielo, sintamos curiosidad por saber lo que nos aguarda, ganas de ser mejores y empeño en superarnos. Para que, mirando hacia el cielo, con María y por María añoremos contemplar cara a cara lo que Jesucristo nos traerá.
COMO MARÍA ABRIREMOS, SEÑOR
Los cerrojos de nuestros corazones y haciéndolos tuyos, sólo tuyos, siembres en ellos obediencia, alegría y aventura, oración y pobreza, nitidez y pasión, apertura y confianza.
COMO MARÍA ABRIREMOS, SEÑOR
Las puertas de nuestros labios y, abriéndolos para Ti, repetir una y otra vez que sí. Que ha merecido la pena esperarte, recibirte y creer siempre en Ti. Amén. (J. Leoz)
A su bondad materna, así como a su pureza y belleza virginal, se dirigen los hombres de todos los tiempos y de todas las partes del mundo en sus necesidades y esperanzas, en sus alegrías y contratiempos, en su soledad y en su convivencia. Y siempre experimentan el don de su bondad; experimentan el amor inagotable que derrama desde lo más profundo de su corazón María, la Virgen, la Madre, nos enseña qué es el amor y dónde tiene su origen, su fuerza siempre nueva Benedicto XVI