
DOMINGO 12
DEL TIEMPO ORDINARIO
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: - « ¿Quién dice la gente que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.» Y, dirigiéndose a todos, dijo: - «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.» Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Esta es la pregunta más esencial e importante que nos hace Jesús. Si le seguimos, nos importa saber quién es Él. Si nos atrae su forma de vivir, necesitamos saber de dónde le nace todo. Jesús nos invita a mirarle por dentro, a descubrir el misterio que lo habita.
¿Quién es Jesús para nosotros? Si bendecimos la mesa al mediodía, podremos decir que es Aquel que nos invita a dar gracias al Padre por los alimentos recibidos. Si perdonamos y amamos, concluiremos que es Aquel que nos exige hacer lo que Él hizo. Si la eucaristía de cada domingo es necesidad, podremos contestar que, Jesús, es la cita más deseada y añorada de la semana. Si en nuestra casa, además de la caja tonta que es la televisión, conectamos con la Palabra de Dios o nos asomamos a alguna revista cristiana podremos concluir que, además de las cosas del mundo, nos interesa todo lo relativo a Jesús. En este Año de la Fe, es Jesús quien nos interpela: ¿Quién y qué soy yo para ti?
¿Ya significo algo? ¿Se nota en tu forma de pensar, ver y actuar?

¿QUÉ QUIERO DE TI, SEÑOR?
Vida, de la que tú me ofreces,
o muerte, segura, cierta que yo persigo
y que en el mundo vivo a todas horas
Alegría, que brota desde el fondo de las personas,
o sonrisas, que en surtidores de mentiras,
me refugio en el hombre que errante, busca

¿QUÉ QUIERES SER PARA MI, SEÑOR?
Respuesta que calme mis heridas,
mi soledad y mi desconcierto,
mi egoísmo y mis debilidades
o, por el contrario,
dulces que, hoy dulcifican mi paladar,
pero que mañana me dejan insatisfecho
con ansias de más de lo efímero
y sin referencia a lo eterno

¿QUÉ QUIERES SER PARA MI, SEÑOR?
Verdad, que se abre como un abanico
frente a tanta mentira
O, falsedades, que añoro y me seducen
para no complicarme demasiado mis años
¿QUÉ QUIERES SER PARA MI, SEÑOR?
El Hijo de Dios, que me ofrece VIDA ETERNA
o, por el contrario, simplemente
hombre que sale al encuentro del hombre
sin más pretensión que llenarle de satisfacciones.

QUE SEAS PARA MI, SEÑOR
Ilusión que me empuje a trabajar por tu Reino
Fe que me ayude a sentirte siempre presente
Esperanza que me anime en el desaliento
Amor que haga desplegar lo mejor de mí mismo
Ayúdame, Señor, en este Año de la Fe
a descubrir este tesoro que llevo entre manos.
Un tesoro que, tal vez por el paso del tiempo,
no lo veo con claridad o hasta lo he olvidado.
Un tesoro, la fe, que por mis falsas seguridades
digo conocerlo cuando, en realidad, vivo muy lejos. Amén.
Albina Moreno
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