
DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
El que está en gracia hace de su vida, hasta en los detalles más nimios, una ofrenda grata al Señor. El alma del cristiano se transforma por el bautismo en alma sacerdotal.
Gracias a eso, todo cuanto haga, el trabajo y el descanso, el sufrimiento y el gozo, se transforma en un culto hecho a Dios en Espíritu y verdad.
Y vino una voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.
En esta voz está el sí fiel del amor de Dios al mundo.
La oración, como dimensión esencial de nuestro bautismo, nos permite oír esta voz en Jesús, en quien está Dios de forma humana y resplandece de forma incomparable.
-¿Es un sacramento que nos compromete a dar razón de nuestra esperanza?Jesús comparte con nosotros esta voz y nos enseña a escuchar también nosotros el amor y la predilección que el Padre nos tiene.
Todo acontecimiento de Jesús es una invitación a la fe. ¡Qué aprendizaje tan fascinante para nosotros! Jesús, tú eres nuestro amado, el predilecto de nuestro corazón.
Para nosotros, el Bautismo de Cristo, aporta muchos interrog
-¿Somos conscientes de que, ser bautizados, implica defender y vivir según los principios del Evangelio?
-¿Hasta qué punto hemos dejado de ser hombres viejos para convertirnos en personas nuevas?
-¿Vivimos nuestra condición de bautizados o nos conformamos con estar bautizados?
-¿Escuchamos en algún momento tú eres mi hijo amado mi predilecto o, el bautismo, es algo que quedó en el pasado y que no dejó sello alguno?
Que la fiesta del Bautismo del Señor en este Año de la Misericordia sea puerta de entrada (miembros de la gran familia de la Iglesia) y también puerta de salida (de testimonio) y no de desaparición ¡FELIZ BAUTISMO!