
TIEMPO DE VERANO
Tiempo para muchas cosas, también para Dios.
Tiempo para dejar que el Evangelio de cada día llene de agua nuestro pozo.
Tiempo para caminar como peregrinos pisando las huellas de la Virgen.
Tiempo para celebrar la vida y la fiesta, el encuentro con los demás.
Tiempo para buscar en la intimidad al Dios que nos ama.
Tiempo para tejer con nuestras manos y las manos de todos
un proyecto de paz y solidaridad para el mundo

VERANO...
Ocasión para percibir el encanto de lo cotidiano
Ocasión para detenernos en las cosas sencillas:
un saludo, un paseo, un baño, una noche estrellada,
una comida en familia, una oración en la ermita.
¿Ocasión para abrirnos al Espíritu?
Ven, Espíritu Santo:
despierta nuestra capacidad
de ver y sentir la verdad interior
que trae todo acontecimiento.
Ven, Espíritu Santo,
cambia nuestros sentimientos negativos,
rompe la cáscara dura, triste
y amarga que nos rodea el ánimo.
Ven, Espíritu Santo,
activa en nuestro interior
las entrañas fecundas de vida