
Evangelio según san Marcos (1,21-28),
del domingo, 1 de febrero de 2015
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»

Palabra del Señor
El Magisterio de Jesús.
Jesús enseña como quien tiene autoridad y no como los escribas. (Marcos 1, 22) Los escribas son repetidores, la originalidad de su doctrina no procede de ellos, no son autores de lo que exponen sino intermediarios.

Escucharlo supone intimar con Él, en prolongadas jornadas de convivencia. Es conocer la sustancia de su pensamiento y adecuarse a él. El predicador es el escriba de Jesucristo. Enseña lo que aprende de Él. Su poder radica en proclamar a su Maestro, como el poder de Dios para salvación de todos los que creen (Romanos 1, 16). Por ello renuncia a ser un filósofo independiente e inventar la doctrina que debe exponer.
Es un profeta, no un libre pensador.

Sabe escudriñar el Misterio y contemplar la Verdad.
Pone su talento científico al servicio del Verbo encarnado, en Quien Dios se autorevela a los hombres.
Es el amor que Dios profesa a los hombres y que inicia una increíble Historia para devolverlo a la concordia familiar del Reino. Jesús ha instrumentado esa acción, situada en el tiempo, mediante la Iglesia y los sacramentos.
ALBINA MORENO
