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Memoria de Santa Faustina,
 apóstol de la Misericordia Divina.

 “Oh Jesús mío  que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra”
Sor Faustina era una hija fiel de la Iglesia a la que amaba como a la Madre y en cuanto Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia cooperó con la misericordia de Dios en la obra de salvar las almas perdidas. Cumpliendo el deseo del Señor Jesús y siguiendo su ejemplo se ofreció como víctima por los pecadores. Su vida espiritual se caracterizó por el amor de la Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia.

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Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, los dones de bilocación, de leer en las almas humanas, de profecía y también el poco frecuente don de promesas y desposorios místicos. El vivo contacto con Dios, con la Santísima Virgen, los ángeles, los santos y las almas del Purgatorio – todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el que percibía a través de los sentidos. Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son ellas las que  deciden de la esencia de la santidad. Escribió en el Diario: “Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios.

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Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios” (Diario 1107).El Señor Jesús escogió a Sor Faustina como secretaria y apóstol de su misericordia para a través de ella transmitir al mundo un gran mensaje. “En el Antiguo Testamento – le dijo – enviaba a los profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a mi Corazón misericordioso” (Diario 1588) Sor Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por el mandato de Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todas las palabras de Jesús y describió los encuentros de su alma con Él.
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“Secretaria de mi más profundo misterio, -le dijo el Señor Jesús – tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí” (Diario 1693). Esta obra acerca el misterio de la misericordia de Dios de modo extraordinario. Atrae tanto a personas sencillas como a científicos que descubren en ella una fuente más para las investigaciones teológicas.
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