
10 Domingo del tiempo ordinario
EVANGELIO: Lucas 7,11-17
Dios también se compadece de aquellos que pueden estar pasando un dolor y se acercará no solamente para consolarlos, sino para dar sus bendiciones. Es confortante saber que Dios tiene sus ojos puestos en nosotros, en momentos de dificultad para acercarse a nosotros y restaurar nuestras vidas.
Al escuchar el evangelio de este día no podemos menos que exclamar a los cuatro vientos: ¡DIOS NOS HA VISITADO! ¡NO TODO ESTÁ PERDIDO!

-Nos visita cuando, al participar en la Eucaristía, sentimos que Cristo es el Agua Viva que necesitábamos para ser fuertes en medio del vendaval de la vida
-Nos visita cuando mueren, externamente, personas a los cuales estábamos unidos pero que, por la fe, sabemos que hay una respuesta más allá del fracaso aparente.

Dejemos hablar a Jesús, es su turno; su sola presencia es dadora de vida, despertadora de plenitud; aunque no tenemos fuerzas, Él lo hace todo. Permitiendo que la palabra de Jesús levante las esperanzas caídas, sane nuestras heridas. Comunicando a los que nos rodean motivos hondos para vivir, levantando ánimos caídos
Albina Moreno

