A ti, Dios Trinidad,
Dios Comunión,
Dios sin fronteras,
Dios de la paz y la justicia,
Dios de todos los pueblos de la tierra,
levantamos el corazón y las manos esta mañana.
Tú eres la luz que habita en nuestros corazones
y quieres que nos descubramos esa luz unos a otros.
Tú nos das a cada hermano y hermana,
del pueblo, cultura o religión que sea,
como un precioso regalo.
Tu alegría, ver que todos compartimos
la palabra y los silencios,
los caminos hallados, las preguntas,
el pan, la dignidad,
la danza, la alabanza,
el llanto y el gozo de la tierra.
Haz que avancemos una y otra vez en una iglesia de comunión.
Ayúdanos a descubrir el milagro del amor en el perdón diario,
en la confianza del corazón,
y en una mirada de bondad dirigida hacia todos.
a estrenar día tras día nuestra vocación a la comunión.
Que todos seamos uno, como tú, Trinidad santa.
Que viéndonos unidos, te vean a Ti,
que viendo a cada ser humano, te veamos a Ti.
En cada noche de la humanidad,
haz de nosotros centinelas de la paz.
En cada aurora de la humanidad,
enséñanos a visitarnos con el saludo de la paz.
En cada crisis de la humanidad, desármanos,
para seguir hablando el lenguaje del amor.
parábola de comunión para el mundo,
fermento de vida de familia en la sociedad,
perfume de buena noticia en nuestras calles.
María, Madre, cuida nuestras semillas de comunión.
Gloria a ti, Padre del amor.
Gloria a ti, Jesús de la gracia.
Gloria a ti, Espíritu de la comunión. Amén.
Albina Moreno