
BIENAVENTURANZAS DEL SACERDOTE
Bienaventurado el sacerdote que siempre mira al cielo, tendrá siempre la oportuna respuesta para los hombres que viven y preguntan en la tierra.
Bienaventurado el sacerdote que no olvida a Cristo, porque tampoco el Señor le dejará de lado cuando esté frente a Él.
Bienaventurado el sacerdote que confiesa y perdona en nombre de Cristo, porque la puerta del cielo se abrirá para aquellos a los cuales tanto se perdonó desde la misericordia de Dios.
Bienaventurado el sacerdote que permanece en silencio, porque sentirá la fuerza omnipresente y protectora de Dios.