
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA
Evangelio: Lucas 4, 1-13
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. La liturgia de la palabra de este primer domingo, concretamente el Evangelio, nos describe las tentaciones de Jesús en el desierto. Los creyentes a lo largo de la vida, nos vemos asaltados por la tentación. Con ella, Dios pretende probar nuestra fidelidad.
La tercera gira en torno al dominio y poder. Es legítimo y necesario aspirar y reconocer la autoridad para mantener el orden en nuestra sociedad y todos estamos comprometidos a ejercerla en nuestras propias relaciones humanas y en el ambiente donde nos desenvolvemos. Jesús, al superar esta tentación, nos exhorta a utilizar los medios adecuados para alcanzar el poder y a llevarlo a cabo con espíritu de servicio y amor.
¿Qué pasa cuando la tentación nos lleva a tentar a Dios? ¿Qué pasa cuando al tener una fe clara se lo llama fundamentalismo y al relativismo se le aplaude como una salvación? ¿Qué pasa cuando Jesús confía en Dios desde la cruz? Jesús triunfa definitivamente sobre el mal, sobre todos los engaños. La fe, don y tarea, que nos hace personas libres en la fidelidad a dios. La fe, luz y oscuridad, que deja ver que Dios no es un objeto, que es nuestro todo. La fe, grandeza en nuestra pequeñez, que nos ayuda a discernir las huellas de Dios, a veces insospechadas, escondidas en la arena. Gracias, Espíritu, por decir en mí: Amén.
Albina Moreno
NADA TE TURBE