Adorar al Padre cuidando
a los crucificadosHabía encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: Este es el Rey de los judíos. Tenemos delante algo inaudito y desconcertante: Jesús ejerce su realeza desde la cruz. ¿Cómo puede alguien reinar sin tener el poder? La realeza de Jesús es puesta a prueba en la debilidad. Tremenda paradoja en la que nuestra fe está llamada a madurar. Jesús está callado, habla la cruz de un reino donde todos sirven y todos son servidos, donde nadie en más ni menos que nadie. Se burlan los soldados, se burla un malhechor. No entienden esa manera suya de amar hasta el extremo, no entienden a ese Dios al que Jesús ha anunciado por todos los caminos. ¿Será posible que nuestra sociedad, herida, indignada y en lucha, se acerque a Jesús en esta hora?