
LA PATERNIDAD DE SAN JOSÉ

Pero la paternidad de José fue también un don: Dios Padre hizo del corazón de José unas entrañas extraordinariamente paternales. Y Jesús aceptó amorosamente ese rostro paternal de José. Y así podemos decir que Jesús le regalaba la paternidad cada vez que se dejaba querer y le quería, cada vez que se dejaba besar y le besaba.
Bendito San José en quien Dios confió.
Esposo de nuestra Madre la Virgen María.
¡Danos parte en la intimidad de tu secreto!
Silencioso y oyente, servicial y presente,
el de los ojos admirados y los deseos confirmados,
el de corazón inflamado y los brazos arremangados.
Justo esposo, creyente y padre obediente.
Por la soledad de tus noches
y la solidaridad de tus días: ¡recíbenos en Jesús y María!
Amén.
