DOMINGO
DEL CORPUS CHRISTI
LECTURA DEL EVANGELIO:
LUCAS 9,11-17
De la Homilía del Papa Francisco: Denles ustedes de comer (Lc 9,13). Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir. Jesús está en medio a la gente, la recibe, le habla, la sana, le muestra la misericordia de Dios; en medio a ella elige a los Doce Apóstoles para permanecer con Él y sumergirse como Él en las situaciones concretas del mundo.
Frente a la necesidad de la multitud, ésta es la solución de los apóstoles: que cada uno piense en sí mismo: ¡despedir a la gente! ¡Cuántas veces nosotros cristianos tenemos esta tentación! No nos hacemos cargo de la necesidad de los otros, despidiéndolos con un piadoso: ¡Que Dios te ayude!. Pero la solución de Jesús va hacia otra dirección ÉL no se desanima: pide a los discípulos hacer sentar a la gente en comunidades de cincuenta personas, eleva su mirada hacia el cielo, pronuncia la bendición parte los panes y los da a los discípulos para que los distribuyan. Es un momento de profunda comunión: la multitud alimentada con la palabra del Señor, es ahora nutrida con su pan de vida.
El centro de nuestra oración es una mirada prolongada a Jesús, hasta hacerse adoración. Toma lo que tiene, mira al Padre, bendice el pan, lo parte, se da por entero, busca quien lo sirva a la gente para que todos tengan vida plena. Jesús va más allá de lo razonable, abre caminos nuevos.
En Jesús está la raíz de todo amor, de toda entrega; en su eucaristía encontramos nuestra identidad. Viéndole a Él, también nosotros podemos vernos como pan entregado para la vida. Cuando esto sucede, la vida florece, la paz arraiga, la bondad se extiende, hay pan para todos, Jesús está en medio, hay futuro para la humanidad.
Jesús, miro tu pan, que sale del grano de trigo que muere, y miro mi cuerpo como entrega. Donar sangre, donar tiempo, donar un rostro marcado por la alegría de caminar contigo. Amar, como Tú, con todo el corazón.
Podemos preguntarnos ante el Señor: ¿cómo sigo a Jesús? ¿Cómo vivo la Eucaristía? ¿La vivo en forma anónima o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma mesa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas?
¿Me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor que se dona a mí, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño espacio y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a Él y a los demás?
¡FELIZ FIESTA DEL CORPUS CHRISTI!
Albina Moreno
NADA TE TURBE